lunes, 14 de agosto de 2017

La vida es una apuesta, elige y déjate llevar. Frank Underwood (House of Cards)



La vida son muchas cosas. 
Pero cada vez estoy más segura que la vida es responsabilidad. 
Una responsabilidad de la que ya no somos responsables. Cada vez estamos más lejos de nosotros mismos y más cerca de algo irreal. 
Algo de lo que ni nosotros mismos sabemos qué es. 
Vivimos ya sin sentido. No sé qué buscamos ni qué necesitamos. 
Lo sé, hablo en plural. Hablo generalizando. 
Pero miro a mi alrededor y  creo que no existe ya, nadie sensato. 

El mundo está desatado. Está vacío. Está muerto de emoción. 
Los pocos que quedan a los que algo les importa, van cayendo despacio, desalentados. 
Deben seguir. Seguimos. Pero está siendo complicado. 

¿A qué te aferras cuando ves tanta tristeza? ¿cuando ves tanta maldad? 
¿Me vuelvo a encerrar en mi burbuja?  y
así no hago nada...
y elijo: la indiferencia.

Y vivir encerrada aunque me mueva constantemente, sin ver, aunque mis ojos están muy abiertos. Sin pensar, sin razonar...no me moveré si veo dolor, si veo algo que no me guste sólo giraré la cabeza hacia el otro lado. Sólo pensaré que nada puedo hacer.
Sólo me diré que yo no tengo tiempo. 
Correré más rápido. Me excusaré. Siempre me excusaré. A lo peor maldeciré y diré que alguien a  de hacer algo...pero no yo...yo no ...Yo tendré otras cosas que hacer. 

Me pasaré por el forro, el compromiso que tengo con la vida. Y no sólo con ella, sino con la obligación de ser responsable con el mundo. 

Ya hay otros que hacen cosas...hay otros que creen que se puede mejorar.
Pero van contracorriente. Ir a contracorriente desgasta. Te quita las ganas. Y cuando te das cuenta estás de mierda hasta las cejas. De la mierda de los demás. 
De la irresponsabilidad de los demás.
De la desidia de los demás. 

La vida son muchas cosas. 

No sé si dejarse llevar es la solución. 
Elegir qué tipo de vida uno desea me parece más correcto. 
Elegir ser responsable con nuestro entorno. 







Todos tenemos el poder de elegir
aunque nos tengan maniatados
podemos decidir..

lunes, 7 de agosto de 2017

un poco de todo...mucho de nada...




Dejé de escribir. Pero nunca, de desear hacerlo. Hay días de todo. Donde la cabeza es un hervidero de ideas locas e insanas a las que uno ha de dejar salir a la superficie. Pero el tiempo decide cual es el momento y a veces ese momento nunca se materializa. Cuando tengo tiempo, las ideas se evaporaron y no hay hilo por el que tirar para formar una sola línea de palabras legibles. 
Cuando no tengo tiempo y no es el lugar, las ideas se agolpan enroscándose. Bailando para crear frases. Pero no les dejaba porque no había lugar. Es extraño querer escribir y no poder. Es extraño hacerlo y que nada tenga sentido.

Tengo ganas de expresar muchas cosas pero debo aprender a ordenar. A clasificar. 
Mi vida ya no es un caos. Recuerdo cuando lo era. Hace tan poco de eso. He escrito sobre ello en otro blog. Como un diario. Casi eliminé este. Porque me parecía que ya no tenía sentido. Es demasiado naif. Demasiado lindo. Demasiado...Luego me doy cuenta que caigo una y otra vez en todo aquello de lo que quiero huir. Quiero huir de los tópicos. De lo que nos imponen. De lo que nos imponemos nosotros mismos. 
¿Cómo deben ser las cosas? ¿Cómo debemos pensar?

Soy un poco irracional, un poco feroz, un poco subversiva, un poco "sin filtro". Me duele todo, el mundo, la vida. Durante un tiempo, durante muchos años, yo era ira, era miedo, era rabia. Durante un tiempo dejé de respirar y seguí viviendo. Es cierto. Vives, pero no respiras el aire de la vida. 
No quería habitar este mundo. Me escocía. Me lastimaba. Me quebraba. Nunca deseé vivir. Pero siempre fui cobarde para dejar de hacerlo. Siempre sonreí. Aprendí a encajar el día a día con una gran sonrisa. Pero la ira respiraba dentro de mi. Se escondía. Siempre estuvo. A veces, todavía está. 

Una persona me dijo algo sabio: adáptate a este mundo, porque él jamás se adaptará a ti. Es cierto. Pero aún así, intentando adaptarme, intentando moldearme a él, intentando cerrar los ojos al dolor de lo que pasa a mi alrededor, intentando ser más crítica, más objetiva, siendo más adulta...Aún así no consigo pasear al lado de ella, siempre me escondo a observar las catástrofes, las maldades, la mezquindad. Por mucho que lo intente no respiro su mismo aliento. Y me enojo. Y me da terror. 
Porque el mundo hoy, da miedo. Y no. No me gusta caminar a su lado, ni adaptarme. 

Y deseo volver a escribir de todo y de nada. Aquí, allí, en hojas en blanco, en libretas de colores, en mi agenda...deseo ser...más calmada, más estructurada, más tranquila. Que mis palabras tengan sentido, tengan un orden. Se comprendan.
Que siga sin importarme nada y que me importe todo demasiado. 
Desearía cerrar los ojos y al abrirlos aprender a vivir y no sólo a sobrevivir.